El 15 de octubre se celebra el Día de la Mujer Rural y desde “La Pinochera, Cine rural de Canarias” aprovechamos este día para convocar el Foro «Abriendo veredas» un encuentro en el que dialogar y reflexionar sobre la función de la cultura en la configuración y el devenir de nuestros pueblos y, en especial, el papel de las mujeres creadoras en el medio rural.
Queremos reconocer la influencia que todas ellas han ejercido en la preservación del patrimonio cultural de las zonas de campo y medianías de las Islas y su histórica entrega a la transmisión de saberes, tradiciones y relatos a lo largo de distintas generaciones.
Honramos a las mujeres que han resignificado los entornos rurales. Si cambiamos la lente para conseguir una mirada más amplia de la historia del archipiélago, es posible apreciar su poder transformador sobre el paisaje. Las mujeres, por un lado, activan el territorio físico a través del cuidado de la tierra y el trabajo comunitario. Pero por otro, activan un territorio simbólico, al guardar las costumbres, generar conocimiento y cuidar toda forma de vida. Sostienen, así un espacio de resistencia comunitaria y de producción cultural.
Ellas son parte de un valioso patrimonio cultural que sobrevive a través de cada gesto de cuidado. Los proyectos artísticos vinculados a las experiencias cotidianas e historias de vida de mujeres en entornos rurales generan un juego que sucede en un patio improbable entre el pasado y lo contemporáneo. Este proceso creativo nos concede, como espectadoras, nuevas formas de entender el arte, la tierra y la vida comunitaria.
Consideramos que el cine es una forma de expresión artística poderosa para empezar a generar representaciones de las mujeres rurales de Canarias y visibilizar una realidad que es rica y compleja. Para recoger historias vitales que hasta hace poco habían estado marginadas y son necesarias para estudiar la identidad cultural de cualquier territorio. Los relatos audiovisuales permiten documentar e interpretar la conexión de las mujeres con su paisaje, las personas y las tradiciones locales. También para probar que es posible una relación alternativa con la naturaleza y la comunidad, basada en prácticas agrícolas y ganaderas sostenibles, alejadas de otras formas de explotación intensiva. Permiten reconocer la existencia de una medicina natural y la importancia del apoyo mutuo entre la vecindad para asegurar las redes de bienestar. En medio de una sociedad de consumo cada vez más digitalizada, frenética y automática, seguimos de cerca a las mujeres creadoras en entornos rurales para reivindicar la raíz de la vida. Celebrar el Día de la Mujer Rural también es colocar en el centro la escucha, la conciencia y la recuperación de los ciclos naturales, un ejercicio libre para cuestionar los estilos de vida posibles.